lunes, 13 de febrero de 2017

Desvanecimiento de los Elfos

¿Qué es el «desvanecimiento» de los Elfos?

 

En El Señor de los Anillos se nos cuenta que el tiempo de los Elfos estaba llegando a su fin. Los Elfos se demoraban en la Tierra Media, «querían la paz, la beatitud y la perfecta memoria del «Oeste», y permanecer, sin embargo, en la tierra ordinaria donde su prestigio como pueblo, por encima del de los Elfos salvajes, los Enanos y los Hombres, era mayor que el que ocupaban en el fondo jerárquico de Valinor» (Cartas, carta 131, p.180).

Los Anillos de los Elfos lograban ese objetivo, «evitar o disminuir la velocidad del deterioro, la preservación de lo que se desea o se ama, o la de su apariencia» (Cartas, carta 131, p.181). Sin embargo, la destrucción del Anillo Único también implicaba la pérdida de poder de los Tres Anillos élficos, pues, aunque no habían sido forjados por Sauron, eran en parte producto de sus enseñanzas. Así lo decía Elrond en el Concilio, y Galadriel a Frodo en Lothlórien:

«Pero es posible también que cuando el Único desaparezca, los Tres se malogren y que muchas cosas hermosas se desvanezcan y sean olvidadas».
La Comunidad del Anillo. El Concilio de Elrond. p.318

«Pero si triunfas, nuestro poder decrecerá y Lothlórien se debilitará, y las mareas del Tiempo la borrarán de la faz de la tierra. Tenemos que partir hacia el Oeste, o transformarnos en un pueblo rústico que vive en cañadas y cuevas, condenados lentamente a olvidar y a ser olvidados».
La Comunidad del Anillo. El Espejo de Galadriel. p.428

¿Por qué los Elfos se debilitaban, se «desvanecían»? A esto vamos a dar respuesta en las siguientes líneas.

En primer lugar debemos saber que los Elfos (y los Hombres y los Enanos) son seres encarnados, es decir, tienen un espíritu (fëa) y un cuerpo (hröa). También que los Elfos son «inmortales», pero esta inmortalidad es relativa, condicionada a la duración de Arda (la Tierra), y también pueden morir por heridas en combate.  

«Los Elfos eran inmortales, y de una sabiduría que medraba con los años, y no había enfermedad ni pestilencia que les diera muerte. Tenían por cierto cuerpos hechos de la materia de la Tierra y podían ser destruidos; y en aquellos días se asemejaban más a los Hombres, pues aún no llevaban mucho tiempo habitados por el fuego de su espíritu,* que los consume desde dentro con el paso de los años».
El Silmarillion. De los Hombres. p. 140
*[Traducción mejorada]

«La «inmortalidad» élfica está limitada a un intervalo del Tiempo (que Finrod llamaría la Historia de Arda), y por tanto estrictamente debería llamarse más bien «gran longevidad», cuyo límite último es la duración de la existencia de Arda […] En consecuencia el fëa de los Elfos también se limita al Tiempo de Arda, o al menos está confinado en su interior y es incapaz de abandonarla mientras dure».
El Anillo de Morgoth. Athrabeth Finrod ah Andreth. p. 378

            Pero no solamente se produce la muerte, la separación del fëa y hröa, mediante un acto violento; véase la frase citada anteriormente: «el fuego de su espíritu los consume desde dentro con el paso de los años». El hröa sufre un desgaste con el paso del tiempo, dando lugar a ese desvanecimiento.

«El hado de los Elfos es ser inmortales, amar la belleza del mundo, […] durar mientras ella dura, no abandonarla nunca ni aun cuando se los «mata», sino retornar; y, sin embargo, cuando los Seguidores llegan, enseñarles, abrirles camino, «desvanecerse» a medida que los Seguidores crecen y absorben la vida de la que ambos proceden»       
Cartas. Carta 131. p.175

Se puede pensar que este desvanecimiento puede tener varios significados, siendo uno de ellos el sentido físico, es decir, que menguaban físicamente como los «diminutos elfos» de Shakespeare (T.A. Shippey en El Camino a la Tierra Media, p.162). Véase la frase de Galadriel en el Espejo: «He pasado la prueba ­–dijo–. Me iré empequeñeciendo, y marcharé al Oeste, y continuaré siendo Galadriel». Sin embargo, Tolkien rechazaba la semejanza de sus Elfos con los Elfos y Hadas «tradicionales». En 1954 escribía a Naomi Mitchison diciendo:

««Elfos» es una traducción quizá no muy adecuada, pero originalmente lo bastante satisfactoria, de Quendi […] supongo que los Quendi de estas historias se emparentan en realidad muy poco con los Elfos y las Hadas de Europa; y si se me apremia a racionalizar, diría que representan en realidad a los Hombres con facultades estéticas y creativas muy realzadas, mayor belleza y nobleza, y una vida más larga: los Hijos Mayores destinados a desvanecerse ante los Seguidores (Hombres)».
Cartas. Carta 144. p.208

            Es justo decir que no era así en sus primeros escritos. En los Cuentos Perdidos (1916-1920) se dice que los Elfos de antaño eran más altos, así como su empequeñecimiento se relaciona con la llegada de los Hombres: «mientras los Hombres adquieren más poder y se vuelven más numerosos, las hadas [Elfos] decaen y se empequeñecen y van desapareciendo, volviéndose tenues y transparentes, en tanto que los Hombres crecen y se vuelven más torpes y corpulentos. Finalmente los Hombres, o casi todos, ya no alcanzan a ver a las hadas» (El libro de los Cuentos Perdidos II, p.412). Pero estas características iniciales pronto fueron rechazadas. Así, Christopher dice:

«Es muy posible que cuando [mi padre] escribió Ælfwine II ya estuviese pensando en dejar a un lado la idea de que los Elfos «debilitados» fuesen diminutos, […] Por último, es evidente que los Elfos perdieron todas las cualidades que actualmente se considerarían características de las hadas y, asimismo, perdieron toda relación con ellas, y los que se quedaron en las Grandes Tierras durante muchas edades del mundo aún no concebidas habrían de convertirse en seres mucho más grandes y poderosos».
El libro de los Cuentos Perdidos II. La historia de Eriol o Ælfwine. p.412

En 1958-1959 Tolkien profundizó en la relación y separación de fëa y hröa en un ensayo llamado Leyes y costumbres de los Eldar. En este texto, de gran valor para el tema que nos ocupa, encontramos lo siguiente:

«A pesar de que ninguna violencia exterior es capaz de destrozar o desintegrar al fëa, el hröa puede ser herido y destrozado por completo.
Si entonces el hröa es destruido, o herido y pierde la salud, tarde o temprano «muere». Es decir, se hace doloroso para el fëa vivir en el hröa, […] así que el fëa lo abandona, y al ver terminada su función la unión se rompe y él regresa a la orma [materia, sustancia] general de Arda. El fëa se queda entonces sin hogar, y se hace invisible para los ojos del cuerpo (aunque otros fëar pueden percibirlo con claridad)».
El Anillo de Morgoth. Leyes y costumbres de los Eldar. p. 254

«Porque los Eldar envejecen de hecho, aunque lentamente: el límite de sus vidas es la vida de Arda […] Además su cuerpo y espíritu no están separados sino unidos. Según el paso de los años, con los cambios de deseo y pensamiento, se acumula en el espíritu de los Eldar, así cambian los impulsos y el temperamento del cuerpo. Esto es a lo que se refieren los Eldar cuando dicen que el espíritu los consume; y dicen que antes de que Arda acabe todos los Eldalië de la tierra se habrán convertido en espíritus invisibles para los ojos mortales».
El Anillo de Morgoth. Leyes y costumbres de los Eldar. p. 247

«Con el paso de las edades, el dominio de los fëar aumentaba, «consumiendo» los cuerpos (tal como se ha observado). El final de este proceso es el marchitamiento [‘fading’, desvanecimiento] como lo han llamado los Hombres; porque al final el cuerpo se convierte en un mero recuerdo sostenido por el fëa».
El Anillo de Morgoth. Leyes y costumbres de los Eldar. p. 254 

            Un fëa sin hogar, sin un hröa, era convocado a las Estancias de la Espera, Mandos, donde tras un período indeterminado podría reencarnarse en un cuerpo igual al que tenía. No obstante, este llamamiento podía ser rechazado; en ese caso el fëa vagaría sin hogar por el mundo, incorpóreo.

            En cuanto al proceso de desvanecimiento, también podríamos preguntarnos cuándo se produce. Tolkien escribió sobre el crecimiento de los Elfos en Leyes y costumbres de los Eldar, pero estas ideas iniciales fueron cambiando a lo largo de los años. Un texto de 1965 distingue en la vida de un Elfo dos etapas: años de crecimiento y años de vida, con cuatro períodos en total: crecimiento, juventud, madurez y desvanecimiento. Sobre este último:

«Después de esto comenzaba el «tiempo de desvanecimiento», de una duración desconocida (muy lenta), en que (como ellos dicen) el fëa iba poco a poco consumiendo el hröa, hasta que se convirtiese en un mero «recuerdo»».
La Naturaleza de la Tierra Media. Edades élficas y númenóreanas. p.155

            Según este escrito el desvanecimiento comenzaba a la edad de 120 años élficos. El concepto de año élfico o yén ya aparecía en el apéndice D de El Señor de los Anillos, donde cada uno de estos años equivalía a 144 años de los Hombres o Solares. Pero habría que matizar que esta ratio se cumplía en los años de vida (juventud, madurez y desvanecimiento); la etapa de crecimiento (hasta los 24 años) sufrió numerosos cambios de equivalencia a lo largo del tiempo, siendo en este texto de 1965 de 1:3, esto es, un año élfico equivalía a 3 Años Solares (AS). De esta forma, el desvanecimiento comenzaba a la edad de 13.896 AS.

            En una nota posterior, de 1968, del conjunto de textos titulado Manos, dedos y números de los Eldar, Tolkien escribió que «el crecimiento de los niños élficos tras el nacimiento no era más lento que el de los niños de los Hombres» (La Naturaleza de la Tierra Media, p.193), lo que parece suponer un nuevo cambio en la ratio de etapa de crecimiento, en este caso 1:1.

            Pero poco después Tolkien introduce un nuevo concepto, los ciclos de vida élficos y las renovaciones. En una nota relacionada con el ensayo llamado La marca de Fëanor (1968) escribió: «Los Elfos no tenían barba antes de entrar en su tercer ciclo de vida. El padre de Nerdanel era excepcional, ya que aún se encontraba en su segundo ciclo» (La Naturaleza de la Tierra Media, p.162). Y un texto de 1969 desarrollaba esta idea:

«Las vidas élficas deben estructurarse en ciclos. Conseguían su longevidad mediante una serie de renovaciones. Tras el nacimiento, con la llegada de la madurez y los primeros síntomas de envejecimiento, comenzaban un período de tranquilidad en el que se «retiraban» por un tiempo, si era posible, y emergían del mismo físicamente renovados a un estado de salud parecido al de su primera madurez.
Esto aún no había sucedido en los períodos tratados (o solo había comenzado a manifestarse al final de la Tercera Edad).
El «Menguar» [“Fading”, «Desvanecimiento»] se manifestaba de la siguiente manera:
1)      Los períodos de actividad y pleno vigor se acortaban progresivamente, y
2)     La renovación ya no era tan completa: estaban un poco más viejos tras cada nueva renovación con respecto a la anterior».
La Naturaleza de la Tierra Media. Ciclos de vida élficos. p.162-163

            Lo extraño de este texto es que «no había sucedido […] o solo había comenzado a manifestarse al final de la Tercera Edad». No se corresponde con el segundo ciclo del padre de Nerdanel, o con la barba de Círdan, que debía estar en el tercero. No obstante, escribió otro en esa época que era coherente con lo indicado. En cualquier caso, debido a los ciclos no parece posible determinar una edad a la que se producía ese «desvanecimiento».

            «¿Los Elfos estaban dominados por ciclos de vida? sc. nacimiento, infancia hasta la madurez corporal y mental (tan rápida como la de los Hombres) y de ahí a un período de paternidad (matrimonio, etc.) que podía retrasarse mucho tiempo tras la madurez. Este «ciclo» duraba hasta que todos los hijos del «primer período de paternidad» se hubiesen hecho mayores. Después había una renovación de la juventud.
                        […] después de cada nuevo «ciclo» el vigor de los Eldar menguaba un poco, aunque esto tardaba en manifestarse. Antes del final de la Segunda Edad los rejuvenecimientos y la re-Generación de hijos eran cada vez menos comunes.* Los Eldar estaban «desvaneciéndose»: no está claro si esto estaba predestinado por Eru, o era un «castigo» por los pecados de los Eldar. Sin embargo, su «inmortalidad» dentro de la Vida del Mundo estaba garantizada y, si querían, podían partir al Reino Bendecido.
                     *No permanecían «inmortales» eternamente».
La Naturaleza de la Tierra Media. Ciclos de vida élficos. pp. 163-164

Por último, y no menos importante, debe mencionarse que este proceso de envejecimiento y desvanecimiento de los Elfos ocurre en la Tierra Media, pero parece que no en Aman. En el texto de 1965 citado anteriormente se especifica que la ratio de años de crecimiento y vida eran «en la Tierra Media», y en un manuscrito de 1959, donde 1 Año Valiano equivalía a 144 Años Solares (véase la nueva mitología), Tolkien matizaba lo siguiente:

«La situación en Aman incita ciertas reflexiones. Parece que, en Aman, los Quendi [Elfos] apenas se dejaban afectar en sus modos de crecimiento (olmië) y vida (coivië). ¿Cómo podía ser eso? En Aman, los Valar mantenían todas las cosas en un estado de gozo y salud, y los seres vivos corpóreos (como las plantas y los animales) no parecían haber «envejecido» o cambiado más rápido que la propia Arda. Un año para ellos era un Año Valiano, pero incluso el paso de estos años no los acercaba a la muerte visible ni apreciablemente: el desgaste no aparecería antes del fin de la propia Arda. O eso es lo que se dice. Pero parece que no hay una «ley» general de tiempo que gobierne todas las cosas en Aman […]
[Sobre los Eldar] en el gozo y salud de Aman, sus cuerpos se mantuvieron en pleno vigor, y fueron capaces de soportar el enorme crecimiento de conocimientos y ardor de sus espíritus sin un menguar apreciable (excepto en casos muy especiales, como el de Míriel)».
La Naturaleza de la Tierra Media. Sobre el modo de vida y el crecimiento de los Quendi. p.97-98