¿Qué es el «desvanecimiento» de
los Elfos?
En El Señor de los Anillos
se nos cuenta que el tiempo de
los Elfos estaba llegando a su fin. Los Elfos se demoraban en la Tierra Media, «querían
la paz, la beatitud y la perfecta memoria del «Oeste», y permanecer, sin
embargo, en la tierra ordinaria donde su prestigio como pueblo, por encima del
de los Elfos salvajes, los Enanos y los Hombres, era mayor que el que ocupaban en
el fondo jerárquico de Valinor» (Cartas, carta 131, p.180).
Los Anillos de los Elfos lograban ese
objetivo, «evitar o disminuir la velocidad del deterioro, la preservación de lo que se desea o se
ama, o la de su apariencia» (Cartas, carta 131, p.181). Sin embargo, la
destrucción del Anillo Único también implicaba la pérdida de poder de los Tres Anillos
élficos, pues, aunque no habían sido forjados por Sauron, eran en parte
producto de sus enseñanzas. Así lo decía Elrond en el Concilio, y Galadriel a
Frodo en Lothlórien:
«Pero es posible también que
cuando el Único desaparezca, los Tres se malogren y que muchas cosas hermosas
se desvanezcan y sean olvidadas».
La Comunidad del Anillo. El
Concilio de Elrond. p.318
«Pero si triunfas, nuestro poder
decrecerá y Lothlórien se debilitará, y las mareas del Tiempo la borrarán de la
faz de la tierra. Tenemos que partir hacia el Oeste, o transformarnos en un
pueblo rústico que vive en cañadas y cuevas, condenados lentamente a olvidar y
a ser olvidados».
La Comunidad del Anillo. El
Espejo de Galadriel. p.428
¿Por qué los Elfos se debilitaban, se «desvanecían»?
A esto vamos a dar respuesta en las siguientes líneas.
En primer lugar debemos saber que los Elfos
(y los Hombres y los Enanos) son seres encarnados, es decir, tienen un espíritu
(fëa) y
un cuerpo (hröa). También
que los Elfos son «inmortales», pero esta inmortalidad es relativa, condicionada
a la duración de Arda (la Tierra), y también pueden morir por heridas en combate.
«Los Elfos eran inmortales,
y de una sabiduría que medraba con los años, y no había enfermedad ni
pestilencia que les diera muerte. Tenían por cierto cuerpos hechos de la
materia de la Tierra y podían ser destruidos; y en aquellos días se
asemejaban más a los Hombres, pues aún no llevaban mucho tiempo habitados por el
fuego de su espíritu,* que los consume desde dentro con el paso de los años».
El Silmarillion. De
los Hombres. p. 140
*[Traducción mejorada]
«La «inmortalidad» élfica está
limitada a un intervalo del Tiempo (que Finrod llamaría la Historia de
Arda), y por tanto estrictamente debería llamarse más bien «gran longevidad»,
cuyo límite último es la duración de la existencia de Arda […] En
consecuencia el fëa de
los Elfos también se limita al Tiempo de Arda, o al menos está confinado en su
interior y es incapaz de abandonarla mientras dure».
El Anillo de Morgoth. Athrabeth Finrod ah Andreth. p.
378
Pero no solamente se produce la
muerte, la separación del fëa y hröa, mediante un acto violento; véase la frase citada
anteriormente: «el fuego de su espíritu los consume desde
dentro con el paso de los años». El hröa sufre un desgaste con el
paso del tiempo, dando lugar a ese desvanecimiento.
«El hado de los Elfos es ser
inmortales, amar la belleza del mundo, […] durar mientras ella dura, no
abandonarla nunca ni aun cuando se los «mata», sino retornar; y, sin embargo,
cuando los Seguidores llegan, enseñarles, abrirles camino, «desvanecerse» a
medida que los Seguidores crecen y absorben la vida de la que ambos
proceden»
Cartas. Carta 131. p.175
Se puede pensar que este desvanecimiento puede
tener varios significados, siendo uno de ellos el sentido físico, es decir, que
menguaban físicamente como los «diminutos elfos» de Shakespeare (T.A. Shippey
en El Camino a la Tierra Media, p.162). Véase la frase de Galadriel en el
Espejo: «He pasado la prueba –dijo–. Me iré empequeñeciendo, y marcharé al
Oeste, y continuaré siendo Galadriel». Sin embargo, Tolkien rechazaba la
semejanza de sus Elfos con los Elfos y Hadas «tradicionales». En 1954 escribía
a Naomi Mitchison diciendo:
««Elfos» es una traducción quizá
no muy adecuada, pero originalmente lo bastante satisfactoria, de Quendi […] supongo que los Quendi de estas historias se
emparentan en realidad muy poco con los Elfos y las Hadas de Europa; y si se me
apremia a racionalizar, diría que representan en realidad a los Hombres con facultades
estéticas y creativas muy realzadas, mayor belleza y nobleza, y una vida más
larga: los Hijos Mayores destinados a desvanecerse ante los Seguidores
(Hombres)».
Cartas.
Carta 144. p.208
Es justo decir que no era así en sus
primeros escritos. En los Cuentos Perdidos (1916-1920) se dice que los Elfos de antaño
eran más altos, así como su empequeñecimiento se relaciona con la llegada de
los Hombres: «mientras los Hombres adquieren más poder y se vuelven más
numerosos, las hadas [Elfos] decaen y se empequeñecen y van desapareciendo, volviéndose
tenues y transparentes, en tanto que los Hombres crecen y se vuelven más torpes
y corpulentos. Finalmente los Hombres, o casi todos, ya no alcanzan a ver a las
hadas» (El libro de los Cuentos Perdidos II, p.412). Pero estas características iniciales
pronto fueron rechazadas. Así, Christopher dice:
«Es muy posible que cuando [mi
padre] escribió Ælfwine II ya estuviese pensando en dejar a un lado la idea de que los Elfos «debilitados»
fuesen diminutos, […] Por último, es evidente que los Elfos perdieron todas las
cualidades que actualmente se considerarían características de las hadas y,
asimismo, perdieron toda relación con ellas, y los que se quedaron en las
Grandes Tierras durante muchas edades del mundo aún no concebidas habrían de convertirse
en seres mucho más grandes y poderosos».
El libro de los Cuentos Perdidos II. La historia de Eriol o Ælfwine. p.412
En 1958-1959 Tolkien profundizó en la
relación y separación de fëa y hröa en un ensayo llamado Leyes y costumbres de los Eldar. En
este texto, de gran valor para el tema que nos ocupa, encontramos lo siguiente:
«A pesar de que ninguna
violencia exterior es capaz de destrozar o desintegrar al fëa, el hröa puede ser herido y
destrozado por completo.
Si entonces el hröa es destruido, o herido y pierde la salud, tarde o
temprano «muere». Es decir, se hace doloroso para el fëa vivir en el hröa, […] así que el fëa lo abandona, y al ver terminada su función la unión se
rompe y él regresa a la orma [materia, sustancia] general de Arda. El
fëa se queda entonces sin hogar, y se hace invisible para los ojos del
cuerpo (aunque otros fëar pueden percibirlo con
claridad)».
El Anillo de Morgoth. Leyes y costumbres de los Eldar. p. 254
«Porque los Eldar envejecen de
hecho, aunque lentamente: el límite de sus vidas es la vida de Arda […] Además
su cuerpo y espíritu no están separados sino unidos. Según el paso de los años,
con los cambios de deseo y pensamiento, se acumula en el espíritu de los Eldar,
así cambian los impulsos y el temperamento del cuerpo. Esto es a lo que se
refieren los Eldar cuando dicen que el espíritu los consume; y dicen que
antes de que Arda acabe todos los Eldalië de la tierra se habrán
convertido en espíritus invisibles para los ojos mortales».
El Anillo de Morgoth. Leyes y costumbres de los Eldar. p. 247
«Con el paso de las edades, el
dominio de los fëar aumentaba, «consumiendo» los cuerpos (tal como se ha observado). El final de
este proceso es el marchitamiento [‘fading’, desvanecimiento] como
lo han llamado los Hombres; porque
al final el cuerpo se convierte en un mero recuerdo sostenido por el fëa».
El Anillo de Morgoth. Leyes y costumbres de los Eldar. p. 254
Un fëa sin hogar, sin un hröa, era convocado a las
Estancias de la Espera, Mandos, donde tras un período indeterminado podría
reencarnarse en un cuerpo igual al que tenía. No obstante, este llamamiento podía
ser rechazado; en ese caso el fëa vagaría sin hogar por el mundo, incorpóreo.
En cuanto al proceso de
desvanecimiento, también podríamos preguntarnos cuándo se produce. Tolkien escribió
sobre el crecimiento de los Elfos en Leyes y costumbres de
los Eldar, pero estas ideas
iniciales fueron cambiando a lo largo de los años. Un texto de 1965 distingue
en la vida de un Elfo dos etapas: años de crecimiento y años de vida, con cuatro períodos en total: crecimiento,
juventud, madurez y desvanecimiento. Sobre este último:
«Después de esto comenzaba el «tiempo
de desvanecimiento», de una duración desconocida (muy lenta), en
que (como ellos dicen) el fëa iba poco a poco consumiendo el hröa, hasta que se convirtiese
en un mero «recuerdo»».
La Naturaleza de la Tierra Media.
Edades élficas y númenóreanas. p.155
Según este escrito el desvanecimiento
comenzaba a la edad de 120 años élficos. El concepto de año élfico o yén ya aparecía en el
apéndice D de El Señor de los Anillos, donde cada uno de estos años equivalía a
144 años de los Hombres o Solares. Pero habría que matizar que esta ratio se
cumplía en los años de vida (juventud, madurez y desvanecimiento); la
etapa de crecimiento (hasta los 24 años) sufrió numerosos cambios de equivalencia a lo
largo del tiempo, siendo en este texto de 1965 de 1:3, esto es, un año élfico equivalía
a 3 Años Solares (AS). De esta forma, el desvanecimiento comenzaba a la edad de
13.896 AS.
En una nota posterior, de 1968, del
conjunto de textos titulado Manos, dedos y números
de los Eldar, Tolkien escribió que «el
crecimiento de los niños élficos tras el nacimiento no era más lento que el de
los niños de los Hombres» (La Naturaleza de la
Tierra Media, p.193), lo que parece
suponer un nuevo cambio en la ratio de etapa de crecimiento, en este caso 1:1.
Pero poco después Tolkien introduce
un nuevo concepto, los ciclos de vida élficos y las renovaciones. En una nota relacionada con el ensayo
llamado La marca de Fëanor (1968) escribió: «Los Elfos no tenían barba
antes de entrar en su tercer ciclo de vida. El padre de Nerdanel era
excepcional, ya que aún se encontraba en su segundo ciclo» (La Naturaleza de la
Tierra Media, p.162). Y un texto de
1969 desarrollaba esta idea:
«Las vidas élficas deben
estructurarse en ciclos. Conseguían su longevidad mediante una
serie de renovaciones.
Tras el nacimiento, con la llegada de la madurez y los primeros síntomas de envejecimiento,
comenzaban un período de tranquilidad en el que se «retiraban» por un tiempo, si
era posible, y emergían del mismo físicamente renovados a un estado de salud
parecido al de su primera madurez.
Esto aún no había sucedido en los
períodos tratados (o solo había comenzado a manifestarse al final de la Tercera
Edad).
El «Menguar» [“Fading”, «Desvanecimiento»]
se manifestaba de la siguiente manera:
1) Los períodos de actividad y pleno vigor se
acortaban progresivamente, y
2) La renovación ya no era tan completa: estaban un poco más
viejos tras cada nueva renovación con respecto a la anterior».
La Naturaleza de la Tierra Media. Ciclos
de vida élficos. p.162-163
Lo extraño de este texto es que «no había sucedido […] o solo había comenzado a manifestarse al final
de la Tercera Edad». No se corresponde con
el segundo ciclo del padre de Nerdanel, o con la barba de Círdan, que debía estar
en el tercero. No obstante, escribió otro en esa época que era coherente con lo
indicado. En cualquier caso, debido a los ciclos no parece posible determinar una edad a la
que se producía ese «desvanecimiento».
«¿Los
Elfos estaban dominados por ciclos de vida? sc. nacimiento, infancia
hasta la madurez corporal y mental (tan rápida como la de los Hombres) y de ahí
a un período de paternidad (matrimonio, etc.) que podía retrasarse mucho tiempo tras la madurez.
Este «ciclo» duraba hasta que todos los hijos del «primer período de paternidad»
se hubiesen hecho mayores. Después había una renovación de la juventud.
[…]
después de cada nuevo «ciclo» el vigor de los Eldar menguaba un poco, aunque
esto tardaba en manifestarse. Antes del final de la Segunda Edad los
rejuvenecimientos y la re-Generación de hijos eran cada vez menos comunes.*
Los Eldar estaban «desvaneciéndose»: no está claro si esto estaba
predestinado por Eru, o era un «castigo» por los pecados de los Eldar. Sin
embargo, su «inmortalidad» dentro de la Vida del Mundo estaba garantizada y, si
querían, podían partir al Reino Bendecido.
*No
permanecían «inmortales» eternamente».
La Naturaleza de la Tierra Media. Ciclos
de vida élficos. pp. 163-164
Por último, y no menos importante, debe
mencionarse que este proceso de envejecimiento y desvanecimiento de los Elfos ocurre
en la Tierra Media, pero parece que no en Aman. En el texto de 1965 citado
anteriormente se especifica que la ratio de años
de crecimiento y vida eran «en la Tierra Media», y en un manuscrito de
1959, donde 1 Año Valiano equivalía a 144 Años Solares (véase la nueva mitología), Tolkien matizaba lo siguiente:
«La situación en Aman incita
ciertas reflexiones. Parece que, en Aman, los Quendi [Elfos] apenas se dejaban afectar
en sus modos de crecimiento (olmië) y vida (coivië). ¿Cómo podía ser eso? En Aman, los
Valar mantenían todas las cosas en un estado de gozo y salud, y los seres vivos
corpóreos (como las plantas y los animales) no parecían haber «envejecido»
o cambiado más rápido que la propia Arda. Un año para ellos era un Año Valiano,
pero incluso el paso de estos años no los acercaba a la muerte visible ni
apreciablemente: el desgaste no aparecería antes del fin de la propia Arda.
O eso es lo que se dice. Pero parece que no hay una «ley» general de tiempo que
gobierne todas las cosas en Aman […]
[Sobre los Eldar] en el gozo y
salud de Aman, sus cuerpos se
mantuvieron en pleno vigor, y
fueron capaces de soportar el enorme crecimiento de conocimientos y ardor de
sus espíritus sin un menguar apreciable (excepto en casos muy
especiales, como el de Míriel)».
La Naturaleza de la Tierra Media. Sobre el modo de vida y el crecimiento de
los Quendi. p.97-98