lunes, 13 de febrero de 2017

Origen de los dragones

 ¿Qué son los dragones de Tolkien?

 

Qué pregunta, pueden pensar algunos, los dragones son... dragones. Criaturas hechas o corrompidas por Morgoth. Pero el asunto no es tan sencillo e incluso se podría considerar como uno de los grandes enigmas del mundo de Tolkien, como se verá a continuación.

En primer lugar, vamos a hablar de los dragones tal y como eran en los textos más contemporáneos, cuando la mitología o legendarium de Tolkien había evolucionado. Porque la descripción de los dragones primitivos era tal que así:

“Entonces llegó el momento en que Melko congregó a sus mejores herreros y brujos, y con hierro y llamas forjaron una hueste de monstruos jamás vista hasta entonces y que nunca se volverá a ver hasta el Gran Final. Algunos de ellos eran de hierro y sus piezas estaban unidas con tal maestría que podían deslizarse como lentos ríos de metal o enroscarse en los obstáculos que les salían al paso o serpentear por encima de ellos, y en lo más profundo de sus cuerpos llevaban un sinnúmero de los Orcos más siniestros armados de cimitarras y lanzas; otros eran de bronce o de cobre y tenían corazones y espíritus de fuego abrasador, y quemaban todo lo que encontraban con sus horribles bufidos o aplastaban a quienes lograban escapar con su resuello ardiente; y también había otros hechos sólo de fuego y que se retorcían como sogas de metal fundido y destruían cualquier objeto que estuviese cerca, y el hierro y la piedra se derretían a su paso hasta licuarse, y en ellos cabalgaban cientos de Balrogs; y éstos eran los monstruos más espantosos que Melko creó para atacar a Gondolin.”
La Caída de Gondolin. El Libro de los Cuentos Perdidos II. p.217

“Entonces decidieron conservar lo que ya habían conquistado mientras las serpientes de bronce, capaces de aplastar con sus enormes patas, se trepaban lentamente sobre las serpientes de hierro y llegaban a las murallas para abrir una brecha que pudieran atravesar los Balrogs montados en los dragones de fuego.”
La Caída de Gondolin. El Libro de los Cuentos Perdidos II. p.229

Estos dragones eran como máquinas de guerra, hechos con metal y fuego, bastante diferentes a lo que acabarían siendo. Así pues, debemos pensar más en Smaug o en Glaurung. Ese Glaurung de El Silmarillion que procede de textos posteriores a la escritura de El Señor de los Anillos. Y para lo que se pretende hacer aquí, esto es, encontrar una respuesta a qué son los dragones, debemos también conocer las reglas de la mitología y cuando surgieron.

Cuando Tolkien introdujo a los dragones en su mundo, en su mitología, no existían limitaciones. Hasta que no escribió El Señor de los Anillos y todo cambió, las criaturas de su legendarium podían simplemente ser. No había que preguntarse qué podían ser. Me explico, ayudándome del origen de otras criaturas...

Los dragones, los Orcos y los Balrogs existían en las primeras historias de 1916-1920, y hasta la fase de redacción de El Señor de los Anillos, de ellos Tolkien escribía:

Hace [He devises] a los Balrogs y los Orcos”
Primeros Anales Beleriand. La Formación de la Tierra Media. p.341

“y crio y reunió [bred and gathered] una vez más a sus malvados seguidores, los Orcos y los Balrogs”
Segundos Anales Valinor. El Camino perdido. p.134-135
 
Creó [He brought forth] a los Orcos y los Balrogs”
Segundos Anales Beleriand. El Camino perdido. p.341

“y los Orcos y los dragones que se criaban [breeding] de nuevo en lugares oscuros…”
Quenta Silmarillion. El Camino perdido. p.383

Como vemos, se hablaba indistintamente de crear, de hacer/idear o criar. Tanto los Orcos, los Balrogs y los dragones eran criaturas que Morgoth había creado o hecho y no había mucho más que hablar. Pero la escritura de El Señor de los Anillos (1937-1949) supuso un antes y un después en su mitología. Los Balrogs que eran «simples» guerreros pasaron a ser Maiar corrompidos por Morgoth, y nuevos conceptos se introdujeron en su mundo. El primero, la distinción entre Crear y Hacer, y el segundo, con gran relación, hablaba del fëa (espíritu) y su posesión como signo de independencia, inteligencia y «vida propia».

Es muy conocida una carta que Tolkien escribió a Peter Hastings en 1954, cuando este le pregunta sobre una frase de Bárbol en El Señor de los Anillos en la que parecía decir que el Señor Oscuro había creado a los Trolls y a los Orcos:

“En cuanto a otras cuestiones, creo que estoy de acuerdo sobre la de «la creación por el mal». Pero es usted más liberal con el empleo de la palabra «creación» que yo.* Bárbol no dice que el Señor Oscuro «creara» a los Trolls y los Orcos. Dice que los «hizo» imitando a ciertas criaturas ya existentes. Hay para mí un abismo entre tales afirmaciones tan ancho que la de Bárbol (en mi mundo) podría posiblemente ser verdad....
* En esta historia mítica (así como su metafísica no es necesariamente la metafísica del Mundo real) la Creación, el acto de voluntad de Eru el Único que concede realidad a las concepciones, se diferencia de la Hechura, que está permitida.”
Carta 153. Cartas Tolkien. p.224

En los Anales de Aman, que Tolkien escribió tras finalizar El Señor de los Anillos, ya había introducido esta nueva idea:

“...y Melkor, desde que se rebelara en la Ainulindalë antes del principio, nada podía hacer que tuviera vida propia ni apariencia de vida, así dicen los sabios.”
Los Anales de Aman. El Anillo de Morgoth, p. 92

De esta diferencia entre Creación y Hechura y lo que implica la posesión de un fëa (espíritu) hablé extensamente aquí. A modo de resumen diremos que nadie a excepción de Eru/Ilúvatar podía otorgar fëa a ningún ser o criatura, y, por tanto, los seres que otros hicieran no serían más que marionetas, tal como decía Eru a Aulë de sus Enanos. Unas criaturas sin fëa no tendrían voluntades independientes, serían como animales.

¿Qué pasó a partir de ese momento en el que aparecieron esas reglas en el legendarium? Tolkien intentó dar una explicación al origen de alguna de sus criaturas. Tendía a considerar sus narraciones y su mitología como crónicas históricas que necesitaban ser aclaradas. Como decía Humphrey Carpenter, Tolkien no decía «esto no es lo que deseo, debo cambiarlo», sino que se preguntaba «¿Qué significa esto? Debo descubrirlo» (Biografía. p.126).

En 1954 le preguntaron por el origen de los Orcos y el respondía de esta forma:

     “Pero puesto que son servidores del Poder Oscuro y luego de Sauron, ninguno de los cuales podía, o lograría, crear seres vivos, por fuerza deben ser corrupciones”
Carta nº 144. (Abril de 1954). Cartas. p. 210

            En esta época Tolkien concebía a los Orcos como seres encarnados, en posesión de un fëa, y, por ello debían ser corrupciones de algún ser que ya existía previamente, pues Melkor/Morgoth no podía otorgar ese fëa. El origen que le daba entonces era el élfico; los Orcos eran corrupciones de los Elfos, así aparecía en los Anales de Aman de 1950-51. Pero en 1958-59, de repente cambió de idea, no le agradaba esta procedencia, y escribió varios textos preguntándose por su origen. Tolkien intentaba averiguar qué eran.

            No es objeto de esta FAQ el origen de los Orcos, de modo que lo dejaremos aquí. Esto quería servir de muestra para hacer ver que cuando Tolkien «introduce» a sus criaturas o seres en su mundo no sabe de antemano qué son o de dónde proceden. O tal vez sí, pero la evolución de su legendarium/mitología y la incorporación de nuevas reglas hace necesario volver a preguntarse qué son, pues tal vez no puedan ser lo que eran antes. Y esto es válido tanto para Tom Bombadil, un personaje que surgió en 1934, los Orcos o los dragones.

            Centrémonos en los dragones. Tolkien no intentó averiguar qué eran. Lo hizo con los Orcos, pero no con los dragones; esto es algo que tenemos que intentar responder nosotros, si es posible.

            La primera pregunta que debemos hacernos es evidente: ¿Tienen los dragones fëa (espíritu)? Esto es: ¿son independientes? ¿tienen vida propia? ¿son inteligentes? En esos textos de 1958-59, en los que Tolkien especulaba sobre el origen de los Orcos escribió la siguiente idea:

¿Qué pasa con las bestias y aves que piensan y hablan? Se han adoptado, más bien a la ligera, de otras mitologías menos ‘serias’, pero tienen un papel que no puede suprimirse. Se trata de verdaderas ‘excepciones’ y no se utilizan con frecuencia, pero lo suficiente como para mostrar que constituyen una característica conocida del mundo. Todas las criaturas las aceptan como naturales, cuando no como habituales.
            No obstante, las verdaderas criaturas ‘racionales’, los ‘pueblos parlantes’, son todos de forma humana / humanoide. Solo los Valar y los Maiar son inteligencias que pueden asumir formas de Arda a voluntad. Huan y Sorontar podrían ser Maiar, emisarios de Manwë. Pero por desgracia en El Señor de los Anillos se dice que Gwaehir y Landroval son descendientes de Sorontar. […]
En resumen: creo que debe asumirse que el ‘habla’ no constituye necesariamente un signo de la posesión de un ‘alma racional’ o fëa...
Lo mismo se puede decir de Huan y las Águilas: los Valar les enseñaron a hablar y los elevaron a un nivel superior, pero seguían sin tener fëar.”
Texto VIII La Transformación de los Mitos. El Anillo de Morgoth. p. 466-467

            El inicio del segundo párrafo excluiría a los dragones como seres racionales, en posesión de un fëa, pues no tienen forma humanoide. De la misma forma excluye también a las Grandes Águilas, a las cuales intenta dar un origen Maia, pero sin lograrlo. Tal vez algún lector recuerda al zorro del capítulo 3 de El Señor de los Anillos, del que podíamos «oír» sus pensamientos; pero esto debemos tratarlo como una anomalía derivada de la fuerte influencia del «tono» de El Hobbit en esos primeros capítulos, tal como dice Eduardo Segura en El Viaje del Anillo.

            Aunque las Grandes Águilas no podían serlo, ¿los dragones podrían ser Maiar y asumir esa forma no humanoide? Sabemos que los dragones se reproducían, pero, aunque Tolkien desestimó a las Águilas como Maiar al tener descendencia, era más por un impedimento moral que físico (véase FAQ ¿Podían reproducirse los Ainur?). En ese mismo texto, Tolkien habla de la procreación de los Orcos Maiar. Sin embargo, hay algo que no hace posible que los dragones puedan ser Maiar. Y es que los dragones crecen:

“Una vez más, al cabo de cien años, Glaurung, el primero de entre los Urulóki, los dragones de fuego del norte, salió una noche por las puertas de Angband. Era joven y aún no se había desarrollado del todo, porque larga y lenta es la vida de los dragones, pero los elfos huyeron acobardados hacia Ered Wethrin y Dorthonion, y él corrompió los campos de Ard-galen. Entonces, Fingon, príncipe de Hithlum, cabalgó hasta el dragón junto con arqueros montados y lo rodeó con un anillo de rápidos jinetes; y Glaurung no pudo soportar los dardos, pues era aún débil su armadura, y huyó de vuelta Angband y no volvió a salir de allí en mucho tiempo”
Del retorno de los Noldor. El Silmarillion.p.157

Estas etapas de juventud, madurez y larga vida de Glaurung, y por extensión de los dragones, hacen imposible un origen Maiar, pues estos, como espíritus que fueron antes que el Mundo, no crecen y son «inmortales».

Supongamos entonces que los dragones no tienen fëa (espíritu), tal como parece indicar el texto sobre el origen de los Orcos. En ese caso la solución a la pregunta objeto de este análisis sería muy sencilla. Los dragones podrían ser criaturas hechas por Melkor o corrompidas por él. Serían simplemente animales.

            No obstante, hay varios textos y párrafos, escritos antes y después de El Señor de los Anillos, que parecen señalar que los dragones (concretamente Glaurung) poseían ese fëa:

“Pero en ese momento salió Glaurung por las puertas abiertas y se interpuso entre Túrin y el puente. Entonces por el mal espíritu que lo habitaba habló de pronto y dijo: Salve, hijo de Húrin. ¡Feliz encuentro!”
De Túrin Turambar. El Silmarillion.p.292
La caída de Nargothrond. Los hijos de Húrin. p.152-153

“Porque por cierto no creo que este dragón sea invencible, aunque crezca con los años en fuerza y malicia. Sé algo de él. Su poder depende más del mal espíritu que lo habita que de la fuerza de su cuerpo, por grande que ésta sea”
Narn i Chîn Húrin. Cuentos Inconclusos 40 Aniv.p.152
La llegada de Glaurung. Los hijos de Húrin. p.197

“Mîm el Enano Mezquino había encontrado el camino a Nargothrond y se había deslizado dentro de los recintos en ruinas; y había tomado posesión de ellos, y estaba allí acariciando de continuo el oro y las gemas, pues nadie venía nunca a despojarlo, por miedo al espíritu de Glaurung y su solo recuerdo”
De la ruina de Doriath. El Silmarillion.p.315
El Quenta. La Formación de la Tierra Media.p.156

“Y allí delante de ella, se alzaba la gran cabeza de Glaurung, que había trepado al mismo tiempo por el otro lado; y antes de darse cuenta sus ojos miraron los del Gusano, y eran ojos terribles en los que moraba el fiero espíritu de Morgoth, su amo.”
Narn i Chîn Húrin. Cuentos Inconclusos 40 Aniv.p.141
El viaje de Morwen y Niënor. Los hijos de Húrin.p.181

Sobre la última cita habría que indicar que es probable que se trate de una metáfora, pero también es necesario mencionar la existencia de una corriente de opinión que no lo concibe así, y piensa que parte del espíritu de Morgoth es el que habita en Glaurung (y otros dragones) y, por tanto, los dragones tenían ese fëa proveniente del propio Morgoth. Entiendo que este pensamiento viene inducido por el Anillo de Sauron y aquello que se dice de Morgoth:

“Porque mientras crecía en malicia y daba al mal que él mismo concebía forma de engaños y criaturas malignas, el poder pasaba a ellas, y se dispersaba, y él estaba cada vez más encadenado a la tierra, y ya no deseaba abandonar las fortalezas oscuras.”
Anales de Aman. El Anillo de Morgoth p.159

Pero poder y espíritu parecen ser cosas diferentes. La dispersión del poder para controlar la materia de Arda y los seres que la habitan, no significa que se hiciera traspasando el espíritu de Morgoth a otras criaturas. Esto sería una escapatoria tramposa de la regla (nadie podía crear vida salvo Eru). Si esto fuera así, cualquier animal, cualquier ser, podría tener fëa, el espíritu de Morgoth. Si esto fuera así, los Orcos podrían haber tenido este origen; pero Tolkien no valoró esta posibilidad. Simplemente nunca existió.

“Melkor se «encarnó» (como Morgoth) permanentemente. Lo hizo para controlar el hröa, la «carne» o materia física, de Arda. Intentó identificarse con ella. Un procedimiento más vasto y peligroso, aunque de tipo similar al de Sauron con los Anillos. Así pues, fuera del Reino Bendecido toda la «materia» tenía muchas posibilidades de contener un «componente de Melkor» [...]
De ese modo Melkor perdió (o cambió, o transmutó) la mayor parte de sus poderes «angélicos» originales, de mente y espíritu, mientras conseguía un dominio terrible sobre el mundo físico […] El poder de Sauron, relativamente más pequeño, estaba concentrado: el gran poder de Morgoth estaba diseminado. La «Tierra Media» entera era el Anillo de Morgoth […] Además, la destrucción definitiva de Sauron (en tanto que poder dirigido al mal) podía llevarse a cabo mediante la destrucción del Anillo. Una tal destrucción de Morgoth era imposible, puesto que requeriría la desintegración completa de la «materia» de Arda. El poder de Sauron no radicaba (por ejemplo) en el oro como tal, sino en una forma particular realizada con una porción particular de todo el oro. El poder de Morgoth estaba diseminado en todo el Oro, y si no era absoluto en ninguna parte (pues él no creó el Oro), tampoco estaba ausente de ningún sitio.”
La transformación de los mitos. El Anillo de Morgoth.p.455-456

            Indudablemente la posesión de un fëa en los dragones aparentemente sería lo más lógico. Es signo de inteligencia, de criaturas racionales, de voluntades independientes, algo que fácilmente podemos atribuir a un dragón de Tolkien. Si fueran simples «animales», sin las características anteriores, sería difícil de asumir.  Como se ha visto, también hay citas que así lo indican, si bien pueden no leerse de manera literal. Pero es difícil encajarlo en el legendarium.

Porque, asumiendo que los dragones tuvieran ese fëa, signo de raciocinio e inteligencia, ¿qué podrían haber sido originariamente? Porque recordemos que Morgoth no podía otorgar ese fëa, y por fuerza debían ser corrupciones.

El problema que existe es el grupo tan reducido de seres encarnados (seres con fëa y hröa / espíritu y cuerpo). Elfos, Hombres y Enanos, de formas humanoides, se antojan imposibles o increíbles para ser el origen, y que con la corrupción acabasen siendo dragones. Otros seres encarnados son los Ents y las Águilas. Sí, las Grandes Águilas. Anteriormente hemos visto que Tolkien no tenía nada claro su origen; descartó que tuvieran fëar y que fueran Maiar, pero en un texto posterior, otorgó una procedencia a estos seres. Este es el que aparece en El Silmarillion publicado.

“Y entonces Manwë despertó y fue al encuentro de Yavanna en Ezellohar, y se sentó junto a ella bajo los Dos Árboles. Y Manwë dijo: -Oh, Kementári, Eru ha hablado diciendo: ‘¿Supone, pues, alguno de los Valar que no escuché toda la Canción, aun el mínimo sonido de la mínima voz? ¡Oíd! Cuando los Hijos despierten, el pensamiento de Yavanna despertará también, y convocará espíritus venidos de lejos, e irán entre los kelvar y los olvar, y algunos se albergarán en ellos, y serán tenidos en reverencia, y su justa cólera será temida. Por un tiempo: mientras los Primeros Nacidos tengan dominio y los Segundos sean jóvenes.’ Pero ¿no recuerdas, Kementári, que tu canto no siempre estuvo solo? ¿No se encontraron tu pensamiento y el mío y remontamos el vuelo juntos como los grandes pájaros que se elevan sobre las nubes? Eso también advendrá por obra de la atenta mirada de Ilúvatar, y antes que los Hijos despierten, aparecerán las Águilas de los Señores de Occidente, con alas parecidas al viento.”

De Aulë y Yavanna, El Silmarillion, p. 57-58 

Finalmente Tolkien accedió a que las Águilas tuvieran ese fëa que le había negado al decir que «las verdaderas criaturas ‘racionales’ eran todos de forma humana / humanoide». Las Águilas serían animales habitados por espíritus venidos desde lejos. Pero Ents y Águilas no parecen una opción viable para ejercer de origen de los dragones ¿verdad? ¿Nos encontramos entonces ante un caso imposible de resolver?

Si consideramos a los dragones con fëa, espíritu, que es lo que parecen ser, sí, es difícil dar un origen coherente con el legendarium y sus reglas. No obstante, podría existir una opción viable que dependería de la voluntad de cada uno para aceptarla… En el texto anterior de los Ents y los Águilas se decía que llegaron espíritus a los olvar y kelvar (plantas y animales) «y algunos se albergarán en ellos». ¿Qué pasó con aquellos espíritus que no lo hicieron? ¿Pudo corromper Morgoth a estos espíritus para que habitaran en unas criaturas que había hecho (dragones)? ¿Pudieron ser alguno de estos espíritus dragones?

Podría no ser del todo convincente, pero tal vez es la única posibilidad si consideramos a los dragones como criaturas con fëa. Si no es así, siempre quedará la opción más sencilla, que los dragones sean «simples» animales.

            No obstante, si no encontrásemos ninguna de las propuestas convincente, no deberíamos sorprendernos. Los dragones fueron «víctimas» de la evolución del legendarium, y Tolkien no se preguntó si su origen era factible.