¿Podían reproducirse los Ainur?
Comencemos aclarando
qué son los Ainur:
“Los
Ainur son espíritus creados por Eru, llamados en
ocasiones "seres angélicos". Algunos descendieron a Arda, y éstos
fueron los Valar y los Maiar. Los Valar eran aquellos con mayor poder, mientras
que los Maiar eran más numerosos pero de poder menor aunque de la misma
naturaleza.”
Al principio existía
la antigua leyenda de los Valarindi, los hijos de los Valar, contemplada en los
escritos anteriores y del principio de los años 50, pero Tolkien lo desechó
posteriormente. En la revisión de los Anales de Aman (AAm) y en la del Quenta
Silmarillion (QP2), alrededor del año 1958, se eliminó, abandonando la idea de
"Los Hijos de los Valar".
Después de ello, el
profesor, pasó a la idea en la que los Valar (y también Maiar) no estaban
encarnados sino “investidos” y que su cuerpo no era más que un vestido que
podían cambiar a su antojo.
“Estaban
pues en el mundo, pero no del modo cuya naturaleza física es estar físicamente
encarnado. Se autoencarnaban si lo deseaban, pero sus formas encarnadas eran
más análogas a nuestras ropas que a nuestros cuerpos, salvo que, más que las
ropas, eran la expresión de sus deseos, ánimos, voluntades y funciones.”
Carta 200. Cartas Tolkien. p. 304
"Fue
por el amor que tenían por Eä, y por la parte que desempeñaron en su creación,
que desearon y pudieron encarnarse en formas físicas visibles, aunque éstas
eran comparables a nuestros vestidos (en la medida en que éstos constituyen una
expresión personal), no a nuestros cuerpos. Sus formas eran así la expresión de
sus personas, capacidades y amores."
Carta 212. Cartas Tolkien. p. 333
"Ahora bien, los Valar tomaron para sí mismos forma y color;
y porque habían sido traídos al Mundo por el amor de los Hijos de Ilúvatar, en
quienes habían puesto tantas esperanzas, tomaron formas que se asemejaban a lo
que habían contemplado en la Visión de Ilúvatar, excepto en majestad y en
esplendor... y no las necesitaban, salvo como necesitamos nosotros el vestido,
pues podríamos ir desnudos sin desmedro de nuestro ser. Por tanto los Valar pueden andar, si así les place, sin
atuendo, y entonces ni siquiera los Eldar los perciben con claridad, aunque
estén presentes. Pero cuando deciden vestirse, algunos Valar toman forma de
hombre y otros de mujer; porque esa diferencia de temperamento la tenían desde
el principio, y se encarna en la elección de cada uno, no porque la elección
haga de ellos varones o mujeres, sino como el vestido entre nosotros, que puede
mostrar al varón o a la mujer pero no los hace.”
Ainulindalë.
El Silmarillion. p. 21-22
Una vez tenemos claro que los Valar y Maiar
carecían de verdaderas formas físicas, convendría discernir entre no tener
hijos y no poder tener, que evidentemente es distinto. Hay quienes ven cierta
relación al hecho del abandono de la idea de los hijos de los Valar estando éstos
encarnados y pasar a no tener hijos e investidos. Argumentan que para tener
hijos hay que estar encarnado en un cuerpo físico verdadero. Y como apoyo a
esto, utilizan la ya famosa cita de Melian, la nota 53 de “La Marca de Fëanor”,
publicada en el libro de Los Pueblos de la Tierra Media. Como ya sabemos,
Melian tuvo una hija, Lúthien Tinúviel.
“Sólo Melian, de todos estos espíritus adoptó forma corpórea, no sólo como vestidura sino como morada permanente con
forma y poderes similares a los de los Elfos. Lo hizo por amor a Elwë, y le fue
permitido, sin dudas porque su unión ya se había predicho en el principio de
las cosas y estaba entretejida en el Amarth del mundo, cuando Eru concibió a
sus hijos, los Elfos y los Hombres, tal como se cuenta (a la manera de sus
hijos y de acuerdo con su capacidad de comprensión) en el mito llamado La
Música de los Ainur.”
"La marca de Fëanor", Los Pueblos de la Tierra Media,
nota 53,
p. 418 (año 1968)
En realidad, en este fragmento se nos habla
de la encarnación de Melian. Podemos ver que en ningún momento se hace
referencia a la reproducción o capacidad de concebir. Su “excepcionalidad”
reside en su encarnación “no sólo como vestidura sino
como morada permanente con forma y poderes similares a los de los Elfos”,
una encarnación real y permanente.
Hagamos entonces un paréntesis en nuestro
ensayo para hablar de la encarnación de los Ainur. ¿En realidad sólo ella, de
todos estos espíritus (Ainur), se encarnó o podríamos hablar de diferentes
encarnaciones o “grados”? Pienso que podríamos hablar de diferentes tipos.
Comencemos por los Istari.
“Pero G.[andalf], por
supuesto no es un ser humano (Hombre o Hobbit). No hay, claro está, nombres modernos
precisos para decir lo que era. Yo aventuraría decir que era un “ángel”
encarnado, estrictamente un άγγєλος* es decir, junto con los otros Istari,
magos, “los que saben” un emisario de los Señores del Oeste, enviado a la
Tierra Media, cuando la gran crisis ocasionada por Sauron asomó por sobre el
horizonte. Por encarnados quiero decir que estaban dotados de cuerpos físicos,
capaces de dolor y fatiga, que sus espíritus sufrían el temor físico y la
“muerte”, aunque con el apoyo de un espíritu angélico, eran capaces de resistir
largo tiempo y sólo lentamente padecían el cansancio de la preocupación y el
trabajo.”
*griego: mensajero
“Los magos no estaban
exentos de ello; en verdad como seres encarnados, eran más proclives a
extraviarse o errar.”
Carta 156. Cartas Tokien
“Con el
consentimiento de Eru enviaron a miembros de su elevada orden, pero investidos
en el cuerpo de Hombres, reales y no fingidos, sujetos a los temores y dolores
y a las fatigas de la tierra, vulnerables al hambre y a la sed y a la muerte;
aunque a causa de sus nobles espíritus no morían, y solo envejecían pos los
cuidados y los trabajos de los largos años.”
“... porque, aunque
parezca extraño, los Istari, encarnados en cuerpos de la Tierra Media, como los
Hombres y los Elfos, podían tomar caminos desviados y abrazar el mal...”
“Vinieron por tanto en forma de Hombres...”
“Vinieron por tanto en forma de Hombres...”
Los
Istari. Cuentos Inconclusos. p.486 - 489 (año 1954)
De las citas anteriores podemos concluir que
los Istari estaban encarnados, aunque no queda del todo claro si los cuerpos en
los que estaban atados tenían forma de Hombres o eran realmente cuerpos de
Hombres. En cualquier caso, eran cuerpos reales y no fingidos y no podían
cambiar de aspecto.
Otro tipo de encarnación es la que se da
entre los seres malignos. Melkor y Sauron al cabo de un tiempo se apegaron
tanto a Arda que no podían cambiar de forma, es decir estaban “atados” a su
cuerpo tanto como lo estaba Melian o los Istari, aunque en circunstancias
distintas. Ninguno de todos ellos podía cambiar de cuerpo (hröa), estaban
atados a él. Sobre ello hay muchas citas que hablan sobre la dispersión del
poder y la encarnación e imposibilidad de cambiar de cuerpo. Una muestra a
continuación.
“[Sauron]
con el tiempo él también disipó su poder (o ser) en el intento de obtener el
control de otros... En la época de la Guerra de las Joyas, Morgoth había pasado
a estar permanentemente “encarnado”
“Melkor
se “encarnó” (como Morgoth) permanentemente. Lo hizo para controlar el hröa, la
“carne” o materia física, de Arda... nadie estaba completamente libre de él en
su forma encarnada.”
Texto VII. La
Transformación de los Mitos. El Anillo de Morgoth p.449, 455 (anterior a 1958)
“Porque
mientras crecía en malicia y daba al mal que él mismo concebía forma de engaños
y criaturas malignas, el poder pasaba a ellas, y se dispersaba, y él estaba
cada vez más encadenado a la tierra, y ya no deseaba abandonar las fortalezas
oscuras.”
Anales de Aman &179. El Anillo de
Morgoth p.159 (año 1958)
En el
encuentro entre Manwë y Melkor en Utumno ambos se asombran: “Manwë al
advertir la disminución de Melkor como persona: Melkor al advertirlo
también...se ha “dispersado”
Nota a
pie de texto: "Una de las razones de este debilitamiento de sí mismo es
que ha dado a sus “criaturas”, Orcos, Balrogs, etc. el poder de recuperarse y
multiplicarse. De este modo volverán a reunirse sin necesidad de órdenes
específicas. Parte de su innato poder creativo se ha agotado en hacer que un
mal independiente crezca fuera de su control"
Texto
VI. Melkor Morgoth. La Transformación de los Mitos. El Anillo de Morgoth p.445
(año 1959)
¿Qué hace
distinta a Melian? ¿Por qué Tolkien dijo que Melian era un caso único en la
nota 53 de “La Marca de Fëanor”? Probablemente fuera por la terminología morada
permanente, esto es: una encarnación real, permanente y predestinada por
Eru. De los Istari podríamos hablar de encarnación real, pero de manera
temporal, mientras durara la misión encomendada. Y de Melkor (o Sauron)
podríamos hablar de encarnación real impuesta (o autoimpuesta) al disipar su
poder y que ocurría tras el paso del tiempo.
Una vez
aclarado un poco más este tema, volvamos al objetivo de esta FAQ ¿podían tener
hijos? ¿Necesitaban estar encarnados de forma real para ello? ¿Podía Melian
tener hijos y el resto no?
En un principio el Ósanwe-kenta, escrito de Tolkien sobre
la transmisión del pensamiento, que data aproximadamente del año 59-60, se publicó en la revista Vinyar Tengwar. Y muchos años después se
publicó en La Naturaleza de la Tierra Media. Por su importancia, doy aquí un
largo fragmento separado en párrafos.
“Aquí Pengolodh añade una larga nota sobre el uso de los hröar por los Valar. En resumidas cuentas, dice que, en su origen, asumía una vestimenta corpórea por propia voluntad, pero puede llegar a acercarse al estado de “encarnación”, sobre todo entre los miembros menores (los Maiar). “Se dice que, cuanto más y más tiempo se use el hröa, más fuerte se vuelve el vínculo motivado por la costumbre, y menos quieren abandonarlo los “autovestidos”. Puesto que la forma corpórea puede convertirse rápidamente en algo más que un adorno, se transforma (como se dice en las lenguas tanto de los Elfos como de los Hombres) en un “hábito”, en una vestidura consuetudinaria [habitual]. O si entre los Elfos y los Hombres se usa para protegerse del frío o del calor, no tarda mucho en hacer que el cuerpo vestido tenga menos resistencia a estas cosas cuando le falte la ropa.” Pengolodh también cita la opinión de que, si un “espíritu” (es decir, uno que no haya recibido forma corpórea al ser creado) usa el hröa para favorecer sus propios intereses, o (aún más) para disfrutar de las facultades corporales, se dará cuenta de que le costará cada vez más actuar sin el hröa. Las cosas más vinculantes son aquellas que en los Encarnados tienen que ver con la vida del propio hröa, su sustento y su propagación. De ahí que el comer y el beber sean actividades vinculantes, pero no el deleitarse con la belleza de sonidos o formas. Lo más vinculante es engendrar o el concebir.”
Ósanwe-kenta. La Naturaleza de la Tierra Media. p.224
En este
fragmento se incide en la tendencia hacia la encarnación de un Valar o un Maiar
que utiliza su cuerpo para su beneficio, como en las citas anteriormente
mencionadas sobre Melkor. Además, por primera vez en este ensayo, aparecen las
palabras engendrar o concebir, estando relacionadas con la encarnación, o tendencia
a ella. Sin embargo, no lo está en la manera que tal vez hubiéramos pensado, la
posibilidad de concebir no se da una vez se ha alcanzado el grado de
“encarnación”, sino que este acto es uno más de aquellos (comer, beber,
engendrar o concebir...) que acerca a la encarnación, algo totalmente distinto.
"No conocemos qué axani (leyes o normas que proceden principalmente de Eru) fueron impuestas a los Valar por lo que se refiere a su estado particular, pero parece claro que no había ninguna axan contra estas cosas. Sin embargo, parece una axan o quizá una consecuencia inevitable que, si lo hacen, el espíritu debe permanecer en el cuerpo que se haya usado, y someterse a las mismas necesidades que los Encarnados. El único caso conocido en las historias de los Eldar es el de Melian que se convirtió en esposa del Rey Elu-Thingol. Esto, sin duda, no era algo malo ni iba en contra de la voluntad de Eru, y aunque condujo a la tristeza, tanto los Elfos como los Hombres se vieron enriquecidos.”
Ósanwe-kenta. La Naturaleza de la Tierra Media. p.224-225
En este
segundo párrafo se dice que parece claro que no
había ninguna ley, regla en contra de estas cosas (párrafo anterior, usar el hröa para sus intereses: comer, beber, engendrar o concebir, llamémosle cosas “terrenales”), pero como
consecuencia se tendía al estado de la encarnación, como vimos en el primer
párrafo. Aunque vuelve a citar a Melian como el único caso que se conoce (el
estar bajo las mismas necesidades que los encarnados) en las historias de los
Eldar, como aquella nota 53. ¿No hemos visto la “encarnación” de Melkor o los
Istari?, ¿o la clave es que las historias de los Eldar no contemplan estos últimos casos? En cualquier caso, esta excepción corresponde a su encarnación, no a su
reproducción, de la que no se dice nada, y que, como hemos visto, no había ley en contra de ello y tampoco necesitaba de estar encarnado, en cualquiera de sus grados o tipos.
“Los grandes Valar no hacen las siguientes cosas: no engendran, comen ni beben, salvo en los asari [‘festivales’], más solemnes, en señal de su señorío y vida en Arda, y para bendecir el sustento de los Hijos. De entre los Grandes solo Melkor quedó atado a una forma corpórea; pero esto se debió al uso que hizo de la misma para convertirse en Señor de los Encarnados, y a los grandes males que cometió con su cuerpo visible. Además, sus poderes innatos se habían desvanecido a través de su control sobre sus agentes y sirvientes, de modo que al final se convirtió, en sí mismo y sin ayuda de ellos, en algo debilitado, consumido por el odio e incapaz de recuperarse del estado en el que había caído. Ni siquiera era capaz de controlar su forma visible, por lo que ya no podía enmascarar su fealdad y mostraba la malignidad de su mente. También sucedió lo mismo con algunos de sus sirvientes más poderosos, tal y como estamos comprobando en los últimos tiempos: se funden con las formas de sus malas acciones, y si se les quitan o se les destruyen los cuerpos, quedan anulados hasta que puedan reconstruir algo que se parezca a sus anteriores vestiduras, con las que puedan seguir los malvados rumbos que les han quedado fijados” (Evidentemente, aquí Pengolodh se refiere a Sauron, debido a cuyo resurgir tuvo que huir de la Tierra Media. Pero la primera destrucción de la forma corpórea de Sauron fue recogida en las crónicas de los Días Antiguos, en la Balada de Leithian.)”
Ósanwe-kenta. La Naturaleza de la Tierra Media. p.224-225
En este último párrafo Tolkien nos dice que los Valar no hacían estas cosas
“terrenales”, pero no porque hubiera alguna ley o regla (párrafo 2). Hemos de
suponer pues que es una cuestión moral, como seres espirituales que no deben
utilizar su cuerpo para sus propósitos o su disfrute. Salvo aquellos
corrompidos, que sí que lo hacen: en este párrafo habla de Morgoth como Señor
de los Encarnados y algunos de sus sirvientes que quedaron atados a su cuerpo
(Maiar como Sauron). Pero esto tiende a la confusión por la afirmación del
párrafo 2 sobre Melian y su encarnación (caso único en las historias de los
Eldar), aunque ese caso no fue malvado o en
contra de la voluntad de Eru.
Es verdad que en todo
lo que llevamos de ensayo aún no hemos encontrado una cita en la que se nombre
a otros Ainur, además de Melian, que tuvieron hijos. Aunque hemos visto que no
había ninguna ley o regla para engendrar y que este acto es uno más que lleva a
la “encarnación”, nos faltaría algún texto que corroborase todo esto. Ahora es
el momento… si hemos llegado hasta aquí, entenderemos mucho mejor el que
considero el texto definitivo para aclarar la pregunta inicial.
“Solo los Valar y los Maiar son inteligencias que pueden
asumir formas de Arda a voluntad. Huan y
Sorontar podrían ser Maiar, emisarios de Manwë. Pero por desgracia en El Señor de los Anillos se dice que Gwaehir y
Landroval son descendientes de Sorontar.
En cualquier caso, es
probable o posible que aun los menores de los Maiar se convirtieran en
Orcos....Melkor había corrompido a muchos espíritus, algunos grandes, como
Sauron, o menos, como los Balrogs. Los
menores podrían haber sido Orcos primitivos (y mucho más peligrosos y
poderosos); pero la práctica de la
procreación corpórea (cf. Melian) los haría cada vez más terrestres,
quitándoles la capacidad de volver al estado espiritual (aun en forma de
demonios) hasta que la muerte (asesinato) los liberara, y su fuerza disminuiría."
c.f. confrontar.
Texto VIII. La
Transformación de los Mitos. El Anillo de Morgoth. p. 466 (año 1959)
Este fragmento forma parte de un texto de 1959 (aprox.) en el que Tolkien escribía sus pensamientos acerca del origen de los Orcos. En este pasaje Tolkien comienza descartando a las Grandes Águilas (Sorontar es el nombre quenya de Thorondor) como Maiar por tener descendencia. Y a continuación habla de la reproducción de los Orcos Maiar (a los que Tolkien les puso el nombre de Boldogs*) de manera explícita y además alude a Melian, lo que sin duda significa que Tolkien la tenía presente al escribir ese párrafo. Esto parece confirmar que si había un impedimento para la reproducción, sería moral (pecado) y no real/físico. Los seres angélicos “puros”, no corrompidos, no utilizaban su cuerpo para ese tipo de cosas.
*[Nota a pie de texto] Boldog, por ejemplo,
es un nombre que aparece muchas veces en las historias de la Guerra. Pero es
posible que Boldog no fuera un nombre de persona, ni un título, sino el nombre
de un tipo de criatura: los Maiar con forma de orco, sólo menos formidables que
los Balrogs.
Texto X. La
Transformación de los Mitos. El Anillo de Morgoth. p. 475 (año 1959)
Tiempo
más tarde Tolkien quiso «responder» qué eran las Grandes Águilas escribiendo un
texto que Christopher ubicó editorialmente en el capítulo 2, De Aulë y
Yavanna, de El Silmarillion publicado. En él se decía que eran
espíritus enviados de lejos que fueron entre los kelvar (animales). Sin
embargo, en un texto muy posterior, escrito durante su último año de vida,
Tolkien se olvida de este origen y afirma que las Águilas eran Maiar.
“[Mensajeros de Manwë] Los más notables eran los Maiar
que asumieron la forma de grandes águilas hablantes, de las que hemos oído
hablar en las leyendas de la guerra de los Noldor contra Melkor, y que permanecieron
en el Oeste de la Tierra Media hasta la caída de Sauron y el Dominio de los
Hombres, después de lo cual desaparecieron sin dejar rastro.”
La Prohibición de Manwë
(1972). La Naturaleza de la Tierra Media. p.334
Por algún motivo, en el último pensamiento de Tolkien al respecto, las Águilas no tenían ningún obstáculo para ser Maiar, ni tan siquiera moral, pese a tener hijos.
En definitiva, podemos concluir que los Ainur podían reproducirse, no había ninguna ley o regla que lo impidiera, pero los inmaculados (puros) no lo hacían porque en su condición de seres angélicos, el utilizar el cuerpo para este tipo de cosas (engendrar o concebir) los alejarían de lo divino acercándolos a lo mundano (material). Algo que sin duda no les importaba a aquellos corrompidos que usaban su cuerpo para lograr sus propósitos. Y cuanto más usaban su cuerpo, más atados estaban a él, llegando a la encarnación.