Mi primer contacto con las webs y foros dedicados
a Tolkien y su obra fue alrededor del año 2001. Muchas de estas páginas habían
surgido tras el anuncio de que se llevaría a cabo la adaptación cinematográfica
de El Señor de los Anillos. Elfenomeno.com era una de ellas, sin duda,
una de las más famosas e importantes en castellano.
Un grupo de tres personas de esa página, con un
conocimiento más que notable de la obra de Tolkien, elaboró una serie de artículos
o ensayos en los que abordaban muchos de los temas que solían repetirse en los
foros, fruto de las dudas que despertaban.
Conocí estos ensayos o FAQ al mismo tiempo que
leía los diferentes libros de Historia de la Tierra Media y he de decir que me
impresionaron desde un primer momento. Era una gran idea, y el objetivo —ofrecer
la mayor información posible sobre un tema utilizando las citas de Tolkien y su
obra— me resultaba digno
de admiración. Pero no todo era tan positivo. Cuando adquirí ciertos conocimientos
que me permitieron cuestionar y refutar algunas cosas contenidas en unas pocas
FAQ, me encontré con un profundo rechazo al diálogo por parte de sus creadores.
Las FAQ de elfenomeno.com acabaron
materializándose en un libro, publicado por Minotauro en 2004.
Había algo que me disgustaba; algo a lo que doy
mucha importancia y que, lamentablemente, se está perdiendo con el paso del
tiempo: la honradez. La obra de Tolkien tiene temas complejos sobre los cuales
no se puede afirmar con certeza una única cosa. La opinión de lo que se dice en
una determinada frase o párrafo puede variar según el lector. Mi malestar e
indignación no surgieron por estar en desacuerdo con las conclusiones de una o
dos FAQ, sino por la manipulación, por la omisión consciente de textos que
habrían ofrecido una visión más completa y menos sesgada.
Con el paso de los años, me he vuelto cada vez
más consciente de la manipulación en los medios de comunicación. Un medio —televisión, periódico, etc.—, de acuerdo con sus intereses, ideología o línea
editorial a la que pertenece, contará una noticia (o no) de manera diferente a
otro. Es una pena que esto suceda, pero así es nuestra sociedad. Las FAQ de
elfenomeno.com no escaparon a esta tendencia: la información veraz fue
sacrificada en favor de los deseos y caprichos de sus autores. ¿Por qué motivo?
Lo desconozco. Es un hecho que conocían textos que contradecían aquello que
defendían y, por la razón que fuera, decidieron no incluirlos. Eran sus FAQ,
como ellos mismos dijeron en aquel foro cuando varios usuarios preguntaron por
estas ausencias.
En el prólogo del libro puede leerse: «…respuestas
a través de todos los escritos conocidos de J.R.R. Tolkien, con la máxima
exhaustividad posible, sin olvidar ningún dato (incluso aquellos que
pudieran resultar incoherentes con el resto) y situándolos en su contexto
correcto». No, no es verdad, y lo veremos a continuación.
El ejemplo que expongo aquí ilustra la práctica
que denuncio en este artículo. Se trata de una FAQ que aborda si los Ainur
podían o no tener hijos. Hoy en día, en los primeros meses de 2025, este
artículo sigue publicado en la página web de elfenomeno.com. Sigue siendo
accesible y, por lo tanto, sigue desinformando.
Como se relata en el Valaquenta, los Ainur
son seres creados por Eru (Ilúvatar). Aquellos que entraron en el mundo se
llamaron Valar y Maiar. Una de las citas más relevantes para descartar la
posibilidad de que los Ainur tuvieran descendencia es una observación que hizo
Tolkien mientras reflexionaba sobre el origen de los Orcos. El comentario es el
siguiente:
«Solo los Valar y los Maiar son
inteligencias que pueden asumir formas de Arda a voluntad. Huan y Sorontar
podrían ser Maiar, emisarios de Manwë. Pero por desgracia en El Señor
de los Anillos se dice que Gwaehir y Landroval son descendientes de Sorontar».
El Anillo de
Morgoth, La transformación de los mitos, p.466
Sorontar era el nombre quenya de Thorondor y, en
efecto, en El Señor de los Anillos se menciona su descendencia. A partir
de este fragmento la FAQ de elfenomeno.com dice: «En este texto se
descarta a Sorontar[...]como Maia[…]por
el mero hecho de tener descendencia. Esto nos indica, claramente, que los Maiar
no la podían tener, seguramente por el hecho de no estar encarnados en
verdaderas formas físicas». La última parte de su conclusión viene inducida
por la excepcionalidad de Melian. Una excepción que Tolkien escribe en un
ensayo conocido como La marca de Fëanor diciendo que «solo Melian, de
todos estos espíritus adoptó forma corpórea, no solo como vestidura sino como
morada permanente con forma y poderes similares a los de los Elfos» (Los
pueblos de la Tierra Media, nota 53 p.418).
Según el argumento que defiende elfenomeno.com el
tener una forma corpórea permanente es lo que hacía posible engendrar y tener
descendencia. Aquí es donde surge el engaño, la manipulación, la omisión
consciente: en el mismo texto donde Tolkien descarta a Sorontar (Thorondor)
como Maia por tener hijos, en el párrafo siguiente, escribe:
«En cualquier caso, es
probable o posible que aun los menores de los Maiar se convirtieran en Orcos
[…] Melkor había corrompido a muchos espíritus, algunos grandes, como Sauron, o
menos, como los Balrogs. Los menores podrían haber sido Orcos primitivos
(y mucho más peligrosos y poderosos); pero la práctica de la procreación
corpórea (cf. Melian) los haría cada vez más terrestres, quitándoles la
capacidad de volver al estado espiritual (aun en forma de demonios) hasta que
la muerte (asesinato) los liberara, y su fuerza disminuiría.»
El Anillo de
Morgoth, La transformación de los mitos, p.466
Este fragmento contradice directamente la
conclusión de la FAQ de elfenomeno.com, ya que sugiere que algunos Maiar
corrompidos podían procrear. En lugar de presentarlo al lector y buscar
una explicación razonada, optaron por omitirlo.
No es el objetivo de este artículo profundizar en
la cuestión de la reproducción de los Ainur o resolver estas aparentes
contradicciones —para ello existe un ensayo específico—, sino poner de
manifiesto el engaño deliberado. Al lector no se le ofrece toda la
información, negándole la oportunidad de formarse su propia opinión.
Tampoco se menciona en esta FAQ de elfenomeno.com
que Tolkien llegó a dar nombre en otro texto a estos Orcos Maiar que
procreaban: Boldog (El Anillo de Morgoth, p.475). De esta forma
afirman categóricamente que «no existe ningún otro Maiar con descendencia
[salvo Melian]».
Además, omiten toda mención que Tolkien realizó
sobre las encarnaciones de Morgoth, Sauron o los Istari, ya que mencionar estos
casos pondría en entredicho su argumento de que «el estado de encarnación [...]
les podría permitir descendencia». Tampoco contemplan la posibilidad
inversa: que el acto de procrear sea precisamente lo que acerque al espíritu al
estado de encarnación. Algo que se podría considerar en el fragmento omitido («la
práctica de la procreación corpórea (cf. Melian) los haría cada vez más
terrestres») y en un pasaje del Ósanwe-kenta, un texto de 1959-1960,
que la misma FAQ cita, aunque con diferente interpretación.
«Aquí Pengolodh añade una larga
nota sobre el uso de los hröar [cuerpos] por los Valar. En resumidas
cuentas, dice que, en su origen, asumía una vestimenta corpórea por propia
voluntad, pero puede llegar a acercarse al estado de «encarnación», sobre todo
entre los miembros menores (los Maiar) […] si un «espíritu» (es
decir, uno que no haya recibido forma corpórea al ser creado) usa el hröa
para favorecer sus propios intereses, o (aún más) para disfrutar de las
facultades corporales, se dará cuenta de que le costará cada vez más actuar
sin el hröa. Las cosas más vinculantes son aquellas que en los
Encarnados tienen que ver con la vida del propio hröa, su sustento y su
propagación. De ahí que el comer y el beber sean actividades vinculantes,
pero no el deleitarse con la belleza de sonidos o formas. Lo más vinculante
es engendrar o el concebir».
La Naturaleza de la Tierra Media,
Ósanwe-kenta, p.224
Este artículo es el primero de una sección en el
que se denuncia una mala, pésima, información de la obra de Tolkien. Este
«honor» recae en un programa de la Sociedad Tolkien Española (STE). Y es así
por lo que representa la STE, la (correcta y veraz) difusión y estudio de la
obra de Tolkien. Sin embargo, en 2016, en el primer programa de la segunda
temporada de Regreso a Hobbiton, el podcast oficial de la STE, hicieron lo
opuesto de su objetivo.
Por la influencia que tuvo y sigue teniendo en
otros videos, programas y grupos de divulgación, por desinformar, por no
subsanar errores cuando se comunicaron y por su falta de responsabilidad,
merece la mención de «el programa que nunca debió existir».
En su momento sentí la necesidad de escribir
sobre este tema, enseñando qué escribió Tolkien, y así surgieron un par de
ensayos como «respuesta». Estos son La muerte en Hombres y Elfos y ¿La muerte es un don o un castigo? Mucho de lo que voy a exponer aquí ya lo
enseñé en aquellas FAQ.
A continuación se ofrece un extenso análisis de
aquello que se dice en el programa de manera equivocada, concentrado entre los
minutos 27 y 46.
El programa tiene de ponente a Carlos,
«profesorcillo», y de presentadora y conductora a Elia Míriel. Por el momento,
se puede escuchar aquí.
Min
28:35
«… por ello se
dice que los Elfos son inmortales y, sin embargo, no son eternos […] Los Elfos
desaparecerán cuando desaparezca Arda [la Tierra]»
Lo que quiere decir Carlos, como después
se verá, es que el espíritu de los Elfos desaparecerá con el fin de Arda.
Pero esto no es cierto. No es verdad. En ningún sitio y en ningún momento
del tiempo se dice esto. Lo que Tolkien dice es que los Elfos son inmortales,
en el sentido de que lo serán mientras dure Arda. Cuando Arda desaparezca, se
enfrentarán a la muerte, es decir, el equivalente a la muerte de los Hombres.
«Porque los Elfos no mueren
hasta que no muere el mundo, a no ser que los maten o los consuma la pena
(y a estas dos muertes aparentes están sometidos); tampoco la edad les quita
fuerzas, a no ser que uno se canse de diez mil centurias; y al morir se
reúnen en las estancias de Mandos, en Valinor, de donde pueden retornar llegado
el momento.»
El Silmarillion, Del
Principio de los días, p.51
«En esta «prehistoria» mítica, la
inmortalidad, estrictamente una longevidad coextensiva con la vida de Arda, era
parte de la naturaleza dada a los Elfos; más allá del Fin, nada había sido
revelado.»
Cartas, nº 212,
p.334
Pero ¿qué ocurre con el Fin de Arda? ¿Por qué
asume Carlos, el ponente, y otros tantos que esos espíritus desaparecerán?
¿Desaparece el espíritu (fëa) de los Hombres cuando estos mueren? No hay
ningún texto que así lo indique. En realidad Tolkien quiso dejar como una
incertidumbre el futuro de estos Elfos. Esa es la verdad y ninguna otra.
«En esta «prehistoria» mítica, la
inmortalidad, estrictamente una longevidad coextensiva con la vida de Arda,
era parte de la naturaleza dada a los Elfos; más allá del Fin, nada
había sido revelado.»
Cartas, nº 212,
p.334
«No obstante, ya desde hace mucho
los Valar declararon a los Elfos que los Hombres se unirán a la Segunda Música
de los Ainur; mientras que Ilúvatar no ha revelado qué les reserva a los
Elfos después de que el Mundo acabe, y Melkor no lo ha descubierto.»
El Silmarillion, Del
Principio de los días, p.51
«[Los Eldar] muchos de
ellos sostienen que no puede afirmarse que el destino de los Elfos está
confinado dentro de Arda para siempre y que acabará con ella. Esta última
opinión procede de sus propios pensamientos, pues los Valar, al no haber
participado en la creación de los Hijos de Eru, no conocen por entero los
propósitos de Eru para ellos, ni el final definitivo que les prepara.»
El Anillo de Morgoth, Leyes y
costumbres de los Eldar, p.256
Min
31:00
¿Qué
le ocurrirá a los Elfos cuando Arda muera? La idea original […] los Elfos
desaparecerán con la Tierra, es decir, siendo longevos en cuerpo y alma pero
son mortales también en cuerpo y alma […] La muerte de los Hombres que destruye
su cuerpo pero libera su alma que si es eterna es envidiable y por eso los
Elfos llaman a la muerte el Don de Ilúvatar.
Aquí hay un par de cosas erróneas. Equivocadas.
La primera es que el cuerpo (hröa) de los Elfos no es longevo en el
sentido de imperecedero. Durante el paso del tiempo se deteriora y envejece.
«Los Elfos eran inmortales,
y de una sabiduría que medraba con los años, y no había enfermedad ni
pestilencia que les diera muerte. Tenían por cierto cuerpos hechos de la
materia de la Tierra y podían ser destruidos; y en aquellos días se
asemejaban más a los Hombres, pues aún no llevaban mucho tiempo habitados por
el fuego de su espíritu, que los consume desde dentro con el paso de los
años».
El Silmarillion, De los
Hombres, p.140
«Porque los Eldar envejecen de
hecho, aunque lentamente: el límite de sus vidas es la vida de Arda […]
Además su cuerpo y espíritu no están separados sino unidos. Según el paso de
los años, con los cambios de deseo y pensamiento, se acumula en el espíritu de
los Eldar, así cambian los impulsos y el temperamento del cuerpo. Esto es a lo
que se refieren los Eldar cuando dicen que el espíritu los consume; y
dicen que antes de que Arda acabe todos los Eldalië de la tierra se habrán
convertido en espíritus invisibles para los ojos mortales»
El Anillo de Morgoth, Leyes y
costumbres de los Eldar, p.247
La segunda es la enorme confusión del concepto de
la muerte. No, la muerte no es un Don porque el alma (espíritu) de los Hombres
es eterna y la de los Elfos no. ¿Dónde dice Tolkien eso?
La muerte es la libertad. La muerte es el no
estar atado a Arda. Ese es el Don. Podemos estar de acuerdo, o no, en si es
«bueno» o «deseable» o no lo es, pero en eso consiste, y es la diferencia
entre los Elfos y los Hombres.
«Uno y el
mismo es este don de la libertad concedido a los hijos de los Hombres: que solo
estén vivos en el mundo un breve lapso, y que no estén atados a él, y que
partan pronto; a dónde, los Elfos no lo saben. Mientras que los Elfos
permanecerán en el mundo hasta el fin de los días […] Pero los hijos de los
Hombres mueren en verdad, y abandonan el mundo […] La Muerte es su
destino, el don de Ilúvatar, que hasta los mismos Poderes envidiarán con el
paso del Tiempo».
«El hado de los Elfos es ser
inmortales […] durar mientras ella [Arda, la Tierra] dura, no
abandonarla nunca ni aun cuando se los «mata», sino retornar[…]
El Hado (o Don) de los Hombres es la mortalidad, la
libertad de los círculos del mundo».
Cartas, nº 131, p 175
Min
31:40
Los Elfos
tienen la certeza de que las almas [espíritus] de los Hombres es eterna […]
mientras que los Elfos no […] cuando desaparezca la Tierra no quedará nada de
ellos, ni su cuerpo, ni su alma [espíritu]. Será el fin definitivo. Esta
es la concepción inicial, la concepción final también porque es la que aparece
en El Silmarillion, y es la concepción que había cuando se compuso El Señor de
los Anillos.
No tampoco esto es así. La
concepción que aparece en El Silmarillion ha sido mostrada en varias
citas. En ningún momento dice Tolkien que los espíritus de los Elfos
desaparecerán con el Fin de Arda. Y, en cuanto a los Hombres, tampoco se sabe
el destino de sus espíritus tras su muerte.
«Uno y el mismo es este don de
la libertad concedido a los hijos de los Hombres: que solo estén vivos en
el mundo un breve lapso, y que no estén atados a él, y que partan pronto; a
dónde, los Elfos no lo saben».
El Silmarillion, Del
Principio de los días, p.51
«Pero los Hombres […] vivían
sujetos a la enfermedad y a múltiples males, y envejecían y morían. Qué es
de ellos después de la muerte, los Elfos no lo saben. Algunos dicen que
también los Hombres van a las estancias de Mandos; pero no esperan en el mismo
sitio que los Elfos y solo Mandos bajo la égida de Ilúvatar (y también Manwë)
saben a dónde van después del tiempo de la memoria por las estancias
silenciosas junto al Mar Exterior».
El Silmarillion, De los
Hombres, p.140
Aunque es cierto que se dice…
«… se ha dicho que los coros
de los Ainur y los Hijos de Ilúvatar harán ante él una música todavía más
grande, después del fin de los días».
El Silmarillion, Ainulindalë,
p.14
«No obstante, ya desde hace mucho los Valar declararon a los Elfos que los Hombres
se unirán a la Segunda Música de los Ainur; mientras que Ilúvatar no ha
revelado qué les reserva a los Elfos después de que el Mundo acabe, y Melkor no
lo ha descubierto».
El
Silmarillion, Del principio de los días, p.51
¿Y qué es la Segunda Música de los Ainur? Se
produce después del fin del Mundo (de Arda), ya profundizaremos más adelante.
Pero de estos pasajes podemos comentar varias cosas. Ambos proceden de la Ainulindalë.
Christopher cambió la ubicación de alguno de los párrafos y los incorporó
al primer capítulo del Quenta Silmarillion. Démonos cuenta de que se
nombra también a los Elfos (Hijos de Ilúvatar) como participantes de esa
Segunda Música. Y añadir, también, que estas frases ya existían de esta
forma en la Anulindalë B, una versión «primitiva», de los años 30,
anterior a El Señor de los Anillos (véase El Camino Perdido,
pp.183, 191).
Min
32:40
Y sin embargo
Tolkien se pregunta si no debe modificar esta visión con el paso del tiempo,
una vez ha publicado El Señor de los Anillos. [Aquí se refiere a la Athrabeth
Finrod ah Andreth, obra escrita por Tolkien en 1959] ...el texto ilustra
con gran claridad cómo había evolucionado la concepción de Tolkien en la
distinción de los Elfos y los Hombres. [A continuación nombran un pasaje de
la Athrabeth]
El pasaje nombrado, en el que Finrod Felagund le
contaba a Andreth su visión, es el siguiente:
«Y entonces contemplé como en una
visión Arda Rehecha; y allí los Eldar completos pero no acabados podían morar
en el presente para siempre, y allí caminaban, quizá con los Hijos de los
Hombres, sus liberadores, y les entonaban cantos que, aun en la Beatitud más
allá de la beatitud, hacían que los valles verdes sonaran y las cumbres de las
montañas eternas vibraran como arpas».
El Anillo de Morgoth, Athrabeth
Finrod ah Andreth, p.366
Seguimos sin estar de acuerdo. Tolkien no
modifica esa visión o esa concepción con el paso del tiempo, porque, como ya se
ha mostrado, Tolkien nunca dijo que los Elfos iban a desaparecer con el Fin de
Arda. En todo caso, lo que nos proporciona la Athrabeth son las
diferentes percepciones que tienen Elfos y Hombres de la muerte. Pero no
contradice nada de lo que Tolkien escribió con anterioridad a esta obra. Lo que
hace esta obra es ampliar, desarrollar algunos conceptos que ya existían en la
mitología o legendarium.
Como se ha dicho antes, la Segunda
Música de los Ainur era un concepto que existía desde los primeros Cuentos. Esta
se produciríatras la Última Batalla, a la que también podemos encontrar
referencias en textos anteriores a la escritura de El Señor de los Anillos.
Como se dice en el Quenta Silmarillion de 1937, tras esta Batalla «la
Tierra será rota y rehecha». La Athrabeth explica en qué consiste esa
Arda Rehecha, así como sus diferencias con Arda Maculada e Inmaculada.
También la Athrabeth muestra
los pensamientos y esperanzas (o falta de ella) que tienen los Hombres y Elfos
ante la muerte expresados a través de Finrod y Andreth. Habíamos enseñado que
el destino de ambos es incierto, y ante esta incertidumbre lo que les pide Eru
es estel.
«En la tradición élfica [Eru]
pide dos cosas de Sus Hijos (de ambos linajes): fe en Él, y a partir
de ella, esperanza o confianza en Él (que los Eldar llaman estel)».
El Anillo de Morgoth, Athrabeth
Finrod ah Andreth, Nota 2, p.387
Respecto a que Tolkien dice que la Athrabeth
es «explícitamente cristiana», en realidad lo que dice es «parece demasiado una
parodia de la Cristiandad (quizá sea inevitable)» (El Anillo de Morgoth,
p.408), pero también tenía la voluntad de añadir esta obra a El Silmarillion:
«Debería ser el último elemento del apéndice» (El Anillo de Morgoth,
p.376).
Min
35:45
En
esta segunda formulación, según la visión de Finrod, los Elfos no morirán con
Arda cuando esta desaparezca, sino al final de los tiempos cuando Arda sea
Rehecha, allí también estarán los Elfos disfrutando con los Hombres de la
eternidad […] si los Elfos son también intrínsicamente inmortales ya que su alma
después de todo puede sobrevivir al fin de Arda, no tiene sentido decir que la
muerte es el Don de Ilúvatar para los Hombres. Los Elfos tienen todo, una vida
longeva en el mundo y también la eternidad.
No hay una «segunda formulación». La
primera existe en el imaginario del ponente, donde, según él, los Elfos
desaparecerían con el fin de Arda.
Probablemente, esta falsa y errónea
idea viene provocada por no saber qué es la muerte, en qué consiste la
mortalidad. Porque
no, claro, ese Don de Ilúvatar que es la muerte, no es la eternidad del alma o
espíritu. La eternidad del espíritu es otra cosa diferente. La muerte,
como se ha nombrado y citado a Tolkien, es «la libertad de los
círculos del mundo». No estar atados al mundo, a Arda, como estaban los
Elfos.
Anteriormente hemos dicho que podemos estar, o no, de acuerdo con que esa libertad, el no
estar atados a Arda, es un don, algo deseable. En cualquier caso, esa es la
naturaleza que Ilúvatar les ha dado a los Hombres según la mitología de
Tolkien. La muerte es un don y no un castigo.
Pero parece evidente que la visión
de Carlos (y Elia) es que la inmortalidad, la vida longeva y no poder abandonar
Arda, es mejor que la mortalidad, esa vida corta (esa era la misma idea que tenían
los númenóreanos que se rebelaron contra los Valar, aquellos que ansiaban la
inmortalidad de los Elfos). Todos aquellos que piensan de la misma forma
no solo
no consideran la muerte como algo positivo o deseable, tampoco entienden que en
el mundo de Tolkien pueda ser así. Por ello, dan por supuesto que los Hombres
deben tener algún tipo de «recompensa» respecto a los Elfos, que son
inmortales. Entiendo que es de este modo como llegan a esa conclusión, a esa errada
creencia, de que los Hombres tendrán la eternidad de su espíritu, pero no así
los Elfos. Pero esta deducción no tiene ningún fundamento. Ningún texto de
Tolkien da a entender esa diferencia de destino de Hombres y Elfos.
Sobre qué es la muerte y qué esperar
después de ella, no está de más recordar el pasaje de los apéndices de El
Señor de los Anillos de la historia de Aragorn y Arwen:
«No hay más navíos que puedan
conducirme hasta allí, y tendré en verdad que esperar el Destino de los
Hombres, lo quiera o no lo quiera. Pero una cosa he de decirte, Rey de los
Númenóreanos: hasta ahora no había comprendido la historia de tu pueblo y la de
su caída. Me burlaba de ellos, considerándolos tontos y malvados, mas ahora los
compadezco al fin. Porque si en verdad éste es, como dicen los Eldar, el don
que el Único concede a los Hombres, es en verdad un don amargo.
Así parece
-dijo él-. Pero no nos dejemos abatir en la prueba final, nosotros que otrora
renunciamos a la Sombra y al Anillo. Con tristeza hemos de separarnos, mas no
con desesperación. ¡Mira! No estamos sujetos para siempre a los confines del
mundo, y del otro lado hay algo más que recuerdos. ¡Adiós!».
El
Retorno del Rey, Apéndice A, pp.396-397
Aragorn tenía esperanza, estel.
Confiaba en Eru. Nadie sabía «qué es de ellos después de la muerte» (El
Silmarillion, p.140), no había certezas. Se decía que «los Valar declararon
a los Elfos que los Hombres se unirán a la Segunda Música de los Ainur» (El
Silmarillion, p.51). Aunque no todos tenían esa esperanza. Finrod le
pregunta a Andreth en la Athrabeth, pero ella no parece tener ninguna.
Esperanza es lo que los Elfos llaman Amdir «alzar la vista», y Estel
es «confianza». Y le pregunta: «Amdir no tenéis, decís. ¿Tampoco
conocéis la Estel?» (El Anillo de Morgoth, p.367).
Min
38:35
Se dice que
los Elfos disminuyen y desaparecen… Esa disminución no es solamente una
disminución cualitativa, también es cuantitativa, es decir, las historias que
nos han llegado de los Elfos pequeñitos, las hadas diminutas que viven en los
árboles, que montan escarabajos… esa disminución tiene incluso disminución en
el tamaño físico […] Tolkien reconstruye a los Elfos como seres poderosos […]
antes de disminuir incluso en la imaginación de los Hombres.
No, los Elfos no disminuyen
físicamente. Esa «mengua», ese desvanecimiento, era otra cosa. Para una mejor
explicación del tema véase el ensayo ¿Qué es el desvanecimiento de los Elfos?
A Tolkien no le gustaba nada que
relacionaran a sus Elfos con los Elfos «tradicionales» europeos y así se lo
hizo saber a Naomi Mitchison en 1954:
««Elfos»
es una traducción quizá no muy adecuada, pero originalmente lo bastante
satisfactoria, de Quendi […] supongo que los Quendi de estas historias se
emparentan en realidad muy poco con los Elfos y las Hadas de Europa».
Cartas. Carta 144. p.208
Es cierto que en sus primeros
escritos de 1920 los Elfos sí guardaban esas similitudes con los Elfos de Shakespeare
cuando llegaban los Hombres: «mientras los Hombres adquieren más poder y se
vuelven más numerosos, las hadas [Elfos] decaen y se empequeñecen y van
desapareciendo, volviéndose tenues y transparentes, en tanto que los Hombres
crecen y se vuelven más torpes y corpulentos. Finalmente los Hombres, o casi
todos, ya no alcanzan a ver a las hadas» (El libro de los Cuentos Perdidos
II, p.412). Pero
poco después Tolkien desechó estas características, tal como dice Christopher:
«Es muy
posible que cuando [mi padre] escribió Ælfwine II ya estuviese pensando
en dejar a un lado la idea de que los Elfos «debilitados» fuesen diminutos,
[…] Por último, es evidente que los Elfos perdieron todas las cualidades que
actualmente se considerarían características de las hadas y, asimismo,
perdieron toda relación con ellas, y los que se quedaron en las Grandes Tierras
durante muchas edades del mundo aún no concebidas habrían de convertirse en
seres mucho más grandes y poderosos».
El libro de los Cuentos Perdidos II. La historia de
Eriol o Ælfwine. p.412
Min
42:15
Hablábamos de
que originalmente la idea era que los Elfos eran longevos pero no inmortales,
Tolkien jugó con la idea de que los Elfos, aun siendo longevos, la muerte y
resurrección de Cristo les iba a dotar de eternidad […] Lo que
ocurrees que una vez El Señor de los
Anillos se convierte en una obra degran
impacto, Tolkien comienza a percatarse de que una parte de los lectores acceden
a través de ella […] a un significado metafísico cristiano […]
Tolkien reconsidera muchos de los mitos que inicialmente se concibieron ¿sin?
la intención expresa de no contradecir la verdad teológica o de ilustrarla. Y
esta reformulación afecta a la figura de Galadriel, […] afecta a la
leyenda de Arda plana […] o la violación de Arien […] que es
violada por Melkor […] este es el motivo de la reformulación del mito de
los Elfos como seres inmortales.
De nuevo, no, no es cierto, el
destino de los Elfos después del Fin de Arda no cambió tras la publicación de El
Señor de los Anillos. El destino del espíritu de los Elfos fue (casi)
siempre una incógnita, como lo era el de los Hombres. Es más, cuando Tolkien
dejaba entrever algo, era que tenían un futuro…
Como se ha dicho, en la Ainulindalë
B, de los años 30, anterior a El Hobbit o El Señor de los Anillos,
Tolkien escribía sobre la Música de los Ainur: «Se ha dicho que los coros de
los Ainur y los Hijos de Ilúvatar harán ante él una música todavía más
grande tras el fin de los días» (El Camino Perdido, p.183). Además
Tolkien realizó notable y significativo cambio respecto al Cuento
original de los años 20, pues en él se decía «los coros de los Ainur y los
hijos de los Hombres». Es decir, Tolkien incluyó a los Elfos (como
Hijos de Ilúvatar) en esa Segunda Música de los Ainur antes incluso de que El
Señor de los Anillos se hubiera imaginado.
Por otra parte, la reformulación de
los mitos desde el prisma teológico tras la publicación de El Señor de los
Anillos, como se afirma en el podcast, debemos ponerla en
entredicho. Porque parte de una creencia equivocada. Lo que más le atrae a
Carlos es posterior a El Señor de los Anillos y no anterior. Esa
Galadriel rebelde cuya imagen le resulta más poderosa aparece en La Marca de
Fëanor, de 1968. La violación de Arien, que también le atrae más, sucede en
un texto de 1958-1959, cuando Tolkien empezaba a plantearse un cambio en su
cosmogonía. Tampoco el prisma teológico influyó cuando Tolkien reconsideró una
Arda Plana, pues ya existía una versión Redonda (Ainulindalë C*) del año
1946-1948, y cuando volvió a considerar esta idea en el año 1958-1959, lo hizo
porque no podía contradecir «las verdades físicas conocidas en su propio
tiempo» (El Anillo de Morgoth, pp.422-423).
Min
45:20
Cuando Tolkien
escribe el cuerpo central de las leyendas del Silmarillion, cuando escribe El
Hobbit, cuando escribe El Señor de los Anillos, su concepción es que los Elfos
están atados a los círculos del Mundo y envidian a los Hombres, que no lo
están. La sugerencia de que los Elfos puedan reencarnarse al final de los Tiempos
no es más que una visión fugaz, un sueño de un personaje en un fragmento
inconcluso que el propio Tolkien consideraba explícitamente cristiano. Creo que
sería un error considerar que esta es la ¿opinión definitiva? […] creo que al
final Tolkien se había decidido por mantener a los Elfos longevos pero
mortales.
Efectivamente, cuando Tolkien escribe el cuerpo
central de las leyendas del Silmarillion su concepción es que los Elfos
están atados a los círculos del Mundo y envidian a los Hombres, que no lo están.
Exactamente eso y no otra cosa es la muerte de los Hombres, la libertad de los
círculos del Mundo, de ir más allá, no se sabe dónde.
Y no, la Athrabeth Finrod ah Andreth no se
puede catalogar de obra inconclusa. Y por mucho que la considerara «una parodia
de la Cristiandad», deseaba incluirla como apéndice de El Silmarillion.
El gran error es pensar que en
alguna ocasión escribió Tolkien que los Elfos eran mortales en espíritu, es
decir, que su espíritu desaparecía con el fin de Arda. El gran error es ignorar
la incertidumbre de los destinos de los Hijos de Eru reflejado en no pocos
pasajes. El gran error es prescindir de los pensamientos de Hombres y Elfos
ante su futuro incierto. Y el mayor error es realizar una exposición sobre
la muerte e inmortalidad en la obra de Tolkien sin saber muy bien qué es.
Expansión
de la desinformación
Lamentablemente este programa de Regreso a
Hobbiton fue el origen de otros tantos donde se fue extendiendo este
pensamiento. Véase: